Comentario
El compromiso inicial de los artistas americanos con la izquierda en los años treinta, desde la Gran Depresión, se fue relajando poco a poco en lo que Guilbaut ha llamado la desmarxización de la inteligencia americana, algo que no se produjo de la noche a la mañana; una serie de acontecimientos lo fueron preparando: el anuncio del Frente Popular, los juicios celebrados en Moscú contra los intelectuales y el pacto entre Hitler y Stalin en 1939. Caído el mito soviético y perdido el prestigio moral de Rusia, la tierra de la revolución ya no era el paraíso, sino otro Estado inquisitorial más, mientras Estados Unidos era el único gran país con un gobierno democrático que se mantenía en paz. A la vista de todo ello los artistas se fueron alejando de la política activa e incluso de la crítica, mientras tomaban una postura más individual, más elitista y más moderna.Unos fueron más rápidos que otros en este proceso de cambio. En 1936 un grupo de artistas, The Ten (Los Diez) -formado por Mark Rothko y Adolf Gotlieb, entre otros- ya estaba en este camino, lo mismo que los AAA, American Abstract Artists (Artistas Abstractos Americanos), otro grupo de pintores formado en 1937 y conectado con el movimiento europeo Abstraction-Création. La vocación internacionalista de los AAA les hacía desdeñar todo lo que oliera a inequívocamente americano en su pintura y con ello se ganaron la enemistad de los críticos artísticos y la falta de apoyo de las instituciones oficiales. El soporte ideológico que este cambio de orientación artística y política necesitaba se lo brindó el crítico Clement Greenberg con un artículo publicado en 1939 en la "Partisan Review", una de las revistas más importantes de los años treinta. Este texto, titulado "Avantgarde and Kitsch" (Vanguardia y Kitsch), les confirmó a todos en el nuevo camino que habían emprendido.En ese camino estaban los miembros de la FAPS, Federation of American Painters & Sculptors (Federación de Pintores y Escultores Americanos), formada en torno al historiador y crítico Meyer Schapiro, para promover el bienestar del arte libre progresista, en Norteamérica, y que condenaba abiertamente "el nacionalismo artístico que niega las tradiciones mundiales del arte que están en la base de los movimientos de arte moderno". Organizados, agresivos y modernos, adoptaron los métodos de la vanguardia histórica para darse a conocer: campañas publicitarias, ataques al orden establecido, etc. Incluso pensaron en 1941 hacer una exposición conjunta en una tienda de campaña, a lo Courbet, en la que cabían ciento veinte cuadros. Entre ellos no sólo había artistas; contaban también con gentes de museos -conservadores y directores-, profesores de universidad, escritores..., organizados en varios comités. Uno de los más importantes era el Comité cultural, que presidían Gottlieb y Rothko. La FAPS fue un grupo muy poderoso, tanto que hizo cambiar el panorama artístico americano durante la guerra."Alrededor de 7940 -dijo Elaine de Kooning- casi todo el mundo cambió de opinión acerca de su obra y desde entonces cada uno desarrolló un estilo individual"; James Johnson Sweeney, en 1944 -el año de las rebajas de la pintura realista- recordaba, con una mueca de desagrado, "el carácter ilustrativo, social, político e histórico de esta pintura subvencionada por el Gobierno". Así entre 1947 y 1948 la vanguardia "toma la decisión" (en palabras de Guilbaut) de abandonar la pintura representativa en un periodo -la segunda década de los cuarenta en el que la histeria masiva, de la que hablaba Feininger a Rothko en una carta de 1949-, afectaba seriamente al mundo occidental.